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sábado, 29 de enero de 2011


¡Tierra!
03/10/2010
Pocas ideas habrá tan fructíferas como la de mirar al cielo. Galileo apenas estaba estrenando su telescopio, cuando descubrió que Júpiter tenía sus propias lunas y que Venus rotaba en torno al Sol. Liquidó así el dogma milenario de que todo objeto celeste gira sobre la Tierra, y dio el espaldarazo decisivo a la revolución copernicana. Hoy, los herederos de Galileo siguen empeñados en expulsarnos del paraíso.
Ahora miran al cielo con telescopios más poderosos y con teorías más profundas, y acaban de descubrir el primer planeta extrasolar habitable. Ello no quiere decir que haya vida allí. Pero quiere decir que no hay ningún impedimento de principio para que la haya. El astrónomo Steven Vogt, que lleva 11 años persiguiendo ese resultado, estima que el 20% de las estrellas pueden tener planetas de ese tipo. Si su cálculo es correcto, tiene que haber 40.000 millones de mundos habitables solo en nuestra galaxia, la Vía Láctea. La idea de que la Tierra pueda ser una excepción cósmica -de que estemos solos en el universo- empieza a parecer más estrafalaria que su opuesta: que la vida bulla en ese cielo nocturno al que no paramos de mirar.
El nuevo planeta se denomina GJ581g, pero Vogt dice que para él "siempre se llamará 'el mundo de Zarmina'", el nombre de su mujer. Pertenece a un sistema solar populoso, con al menos seis planetas girando alrededor de una enana roja, una estrella más pequeña y más fría que el Sol. Por esta razón, el sector habitable del sistema está mucho más cerca de su sol que nosotros del nuestro. De hecho, los seis planetas de aquel sistema cabrían dentro de la órbita de nuestro Mercurio, el planeta más cercano al Sol. Un año solo dura lo que 37 días terrestres. Allí no hay días ni noches, porque Zarmina siempre ofrece a su sol la misma cara, como nuestra Luna a nosotros. En la otra cara de Zarmina siempre es de noche. Si hubiera vida, seguramente estaría cerca de la frontera entre la luz y la sombra.
Si hay millones de planetas habitables en la Vía Láctea, la gran pregunta no va a ser ya si estamos solos en el cosmos, sino la que hizo el gran físico italiano Enrico Fermi hace medio siglo, tras un par de cálculos mentales sobre las dimensiones de la galaxia y las probabilidades de la vida: "¿Dónde está todo el mundo?".

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